La nevada de 1.980
Esta primera quincena de Enero está resultando ser muy suave y estable en el E Peninsular. Por desgracia, esta situación es relativamente normal en nuestras tierras en invierno, con el predominio de la circulación zonal. Las masas de aire con esta situación son en general suaves, a lo que se le suma el papel fundamental que juega el macizo relieve de la Península, reteniendo la nubosidad en la vertiente de barlovento, mientras que el poniente llega al litoral mediterráneo como un viento catabático, que se recaliente y reseca al descender de la Meseta y de las sierras. Esta situación es la más habitual durante esta época del año, pero se pueden dar otras, como las calmas de invierno con sus minves en el nivel del mar como consecuencia del aumento de la presión atmosférica. Menos frecuentes, por desgracia, son las circulaciones de levante o de gregal, asociadas a irrupciones de aire polar continental (entradas frías del NE), que además de ser frías pueden llegar húmedas a la Comunidad Valenciana si en capas medias y bajas el viento tiene algo de recorrido marítimo. Cuando sucede esto las nevadas pueden ser muy importantes en nuestro territorio, sobre todo en el N de Alicante y S de Valencia. Precisamente en esta entrada voy a hablar un poquito sobre la nevada de mediados de Enero de 1980, una de las más significativas del pasado siglo en la provincia de Alicante.
Como se ha comentado anteriormente, las circulaciones de levante o gregal en nuestro territorio son poco habituales en invierno. Se producen cuando la atmósfera se presenta muy dinámica, con una gran movilidad de los centros de acción (altas y bajas). Durante la nevada de Enero de 1980 esto fue lo que sucedió. Analizando los mapas de la madrugada del 13 de Enero, podemos apreciar el desplazamiento y fortalecimiento del Anticiclón sobre Europa, con un flujo de levante bien marcado y con bastante recorrido marítimo incidiendo de lleno sobre el litoral mediterráneo peninsular. Además, este Anticiclón y la dorsal en altura se encargan de canalizar aire muy frío que en un origen estaba instalado sobre Europa Oriental. Por si no fuera suficiente, durante esos días la aparición de bajas presiones en el N de África acentúa el flujo de levante y gregal, haciendo que aumenta le inestabilidad. Hay que señalar que esta es la situación sinóptica clásica responsable de las grandes nevadas en el E peninsular, con las altas presiones situadas sobre Gran Bretaña o Centroeuropa, con formación de bajas presiones sobre Baleares o el N de África, por lo que además de canalizarse aire frío del E de Europa también llega con una cierta humedad a nuestro territorio.
El N de Alicante fue la zona más afectada en este episodio, debido a que el viento fue de componente ENE-NE. Al igual que en los episodios de lluvias, la orografía juega un papel fundamental, las sierras superan los 1000 m, y al igual que los valles la orientación es de SW-NE, reteniendo la precipitación en la zona, que es un polo húmedo en la Comunidad Valenciana, ya que en algunos sectores las medias de precipitación anual rondan los 900/1000 mm al año. Durante episodios de nevadas sucede lo mismo, concentrándose las nevadas en las sierras más elevadas y expuestas de este sector: Aitana y Serrella, a lo que se le suma el efecto disparo que se produce en el barlovento de estas sierras con situaciones de gregal, reactivando la precipitación.
Cuando hay suficiente inestabilidad, en este sector además se pueden dar nevadas de intensidad torrencial, algo poco común en el resto de la Península, y también que haya tormenta mientras está nevando, algo que se cree que es extraordinario en la Península, pero que sucede con relativa frecuencia en el Cantábrico, y en el Mediterráneo con este tipo de situaciones. El resultado es que se pueden acumular espesores de nieve superiores a los 2 metros en unas pocas horas en zonas como la Sierra de Aitana o Serrella. En 1980 fue lo que sucedió, aunque en general la Montaña de Alicante se vio bastante afectada por este episodio, con cuantiosos daños materiales y con localidades que quedaron aisladas. Me atrevería a firmar que con estas situaciones estas sierras no tienen rival hasta que llegamos a Sierra Nevada o los Pirineos. Para ir cerrando esta entrada, os dejo unas fotografías de mediados de Enero de 1980 en la base militar de la cima de Aitana, tomadas posiblemente por el fotógrafo oficial de la base en ese momento, el subteniente Evangelista. Hay que señalar que la fotografía fue tomada unos días después de la nevada, cuando ya se había deshecho parte de la nieve. A pesar de la modesta altura de nuestras sierras, gracias a la orientación y exposición tenemos la suerte de poder disfrutar de estas situaciones, contando con un largo historial de nevadas con espesores superiores al metro y medio en nuestras sierras, algo que sorprende tanto a nativos como foráneos que asocian la provincia de Alicante con el buen tiempo y la playa.